Il Viaggio a Roma Sanguinosa | Salas

Cesar Beltran

Bosco María, Salustiano de Jesús, Bienaventurado de Borja y Cosme de la Misericordia se encontraron una húmeda y fría mañana de noviembre frente a la pomposa escalinata del contra-ábside de Santa María Maggiore con sus polvorientas sotanas azotadas por la ventisca del amanecer romano, las esclavinas ajadas, las pestañas y borlones de los bonetes deformados. Venían andando de la Estación Central. El bullicioso y babélico Termini, que era mucho más que raíles y destino de los trenes y que no cesaba nunca su actividad entre comederos baratos, buscavidas de poca monta, vocingleros de pensiones y mercaderías. Habían viajado toda la noche desde Ventimiglia, en la frontera, y antes, toda una interminable jornada desde Barcelona, huyendo de otras tentaciones y refugiados en la plegaria de un compartimiento de tren donde el aire era espeso y las tapicerías olían a rancio. Ahora, finalmente, podían empezar la compleja misión que les había sido encomendada semanas atrás en el convento de Torrelodones, un siniestro cuartel seglar de las afueras de Madrid que fungía como centro logístico de la Orden de las Espinas. Corría el año santo de 2053 y Roma, la Ciudad de las Siete Colinas, refulgía de devoción, doblar de campanas, peregrinaciones y vigilias interminables. La Iglesia vivía una resurrección para muchos tan inexplicable como milagrosa; los templos estaban atestados las veinticuatro horas del día (mucha gente vivía refugiada en ellos acodándose bajo los altares) y en las afueras de la ciudad florecían los campamentos de caridad donde se oficiaban unas misas tras otras al tiempo que se repartía un sopón humeante, una especie de consolación para todas aquellas gentes errantes y hambrientas. Las guerras y las migraciones habían rebotado con rara furia en las conciencias de las multitudes llevándolas a la ceguera de las liturgias, los credos y las más extravagantes devociones. Las manos de muchos inspirados sangraban espontáneamente, en los muros aparecían rostros virtuales y leyendas indescifrables; en el cielo, constantemente se creían entender señales luminosas como augurios apenas con el dibujo de una nube accidental, relámpagos de otras esferas que hablaban una vez más del fin de los tiempos del pecado sin otra resolución que volver a pecar, una catarsis dentro de la culpabilidad que ni siquiera estuvo descrita en los días de Gomorra.
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El estrangulador de Flagler | Alexandre

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Un fuerte olor a hierba quemada  llega hasta mi hoy, a lo lejos aparecen pequeños incendios imprecisos sobre el cielo, parte del pantano debe estar ardiendo, siguen los animales llegando  hasta mi puerta. Luisa M ya se fue al invernadero como cada mañana y yo trato de escribir sobre arte y ver el mundo mas cercano, la muerte ahora es lejana, el peligro de algo que no veo y aquí les va este recuento.

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Le jaunissement du deuil | Pluvio/Vallée

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Le jaunissement du deuil

A Yalí Romagoza Sánchez.

1)    D’un gaz s’échappent les doux troncs empilés par centaines. Noir est ton dos et l’échine, la jeune tête baignée de soufre. Objets isolés, pensai-je. La tête et les troncs.

2)    Un peu de nourriture, pensais-je. De petites doses et des poussées calmantes. Au-delà, parmi les dunes hostiles, chaque pas implique la chute, chaque mouvement est un sac en partance.

3)    De toutes parts, et dans la crèche souillée, les bouches grises. Furieux mondes dépeuplés suspendus au ciel tels des organes génitaux, tombant comme les bras d’un singe. Il est un dieu oisif là-bas au loin, pensai-je. Les organes génitaux sont-ils des bras ? Continue reading

Un Guayabito Comiendo Queso-espuelas y artimañas en la trayectoria de Wilfredo Prieto | Antón Castillo

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Wilfredo Prieto es uno de los productores visuales más controvertidos del arte contemporáneo hecho en Cuba durante la década que transcurre. Unos lo consideran otra invención de Gerardo Mosquera. Otros lo aceptan como lo mejor que salió de galería DUPP, concebida desde los predios del Instituto Superior de Arte por el artista, curador y pedagogo René Francisco Rodríguez. Los más reticentes lo estigmatizan como “autor de una sola obra”; un plagio a un talento local sin espuelas afiladas para imponerse. El resto lo tienen como ejemplo a seguir en cuanto a olfato plástico, cinismo estratégico y suerte en la arena internacional. Dichos rumores articulan un pequeño mito que se infla como una “masa boba” inmersa en la detención del tiempo insular. De tanto hablar mal o bien de Wilfredo Prieto (Zaza del Medio 1978), sus admiradores y detractores lo instauraron como una de las figuras imprescindibles de la plástica cubana más reciente.

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Lejos del Pantano | Henríquez De Lure

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Tenía mas de seis semanas buscando las imágenes que sobrevivieron aquel incendio que arruinó tres cuartas partes del material fílmico del archivo de la ciudad de Ámsterdam en 1898. Se habían destruido cientos de esplendidos panoramas de la arquitectura e incluso imágenes del proceso de construcción de obras de ingeniería. Fotos hechas cronológicamente al tiempo que los franceses, quienes por esos tiempos ya comenzaban a usar el medio como documentación por encargo protocolar, incluso Eduard Baldus, uno de los pioneros,  hizo varios ensayos comisionados por la reina. Sus imágenes de la restauración de una de las salas del Louvre me recuerdan a muchas que he estuve observando en esos últimos términos.

Alguno que otro tema bucólico matizaba los remanentes de la trágica historia, como aquellas jóvenes bañistas, ataviadas de curiosas vestimentas de la época, que me disgregaban. Dedique cuidado enfocando las lupas electrónicas, digitalizando imágenes y luego reconstruyéndolas de entre las burbujas que dibujaban las partes quemadas de la fina película de nitrato de plata. Solo para observar los rígidos pezones que marcaban los incómodos trajes mojados de aquellas cándidas neerlandesas.

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Salvador Corratgé-pintor concreto | Vallée

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La pintura no está hecha para transmitir un mensaje, es una zona de sensibilidad, de espiritualidad, una presencia, la proyección de un silencio expresivo, como lo atestigua la obra pictórica que Salvador Corratgé (La Habana 1928), ha elaborado con una constancia indefectible desde hace más de cincuenta años, esta pintura concreta que es una andadura estética y espiritual.

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