Ponencia presentada por Manuel Cuesta Morúa en el Tercer Taller del Comité Ciudadano por la Integración Racial.
¿Por qué la policía es racista? Continue reading
Ponencia presentada por Manuel Cuesta Morúa en el Tercer Taller del Comité Ciudadano por la Integración Racial.
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Le jaunissement du deuil
A Yalí Romagoza Sánchez.
1) Dun gaz séchappent les doux troncs empilés par centaines. Noir est ton dos et léchine, la jeune tête baignée de soufre. Objets isolés, pensai-je. La tête et les troncs.
2) Un peu de nourriture, pensais-je. De petites doses et des poussées calmantes. Au-delà, parmi les dunes hostiles, chaque pas implique la chute, chaque mouvement est un sac en partance.
3) De toutes parts, et dans la crèche souillée, les bouches grises. Furieux mondes dépeuplés suspendus au ciel tels des organes génitaux, tombant comme les bras dun singe. Il est un dieu oisif là-bas au loin, pensai-je. Les organes génitaux sont-ils des bras ? Continue reading
Wilfredo Prieto es uno de los productores visuales más controvertidos del arte contemporáneo hecho en Cuba durante la década que transcurre. Unos lo consideran otra invención de Gerardo Mosquera. Otros lo aceptan como lo mejor que salió de galería DUPP, concebida desde los predios del Instituto Superior de Arte por el artista, curador y pedagogo René Francisco Rodríguez. Los más reticentes lo estigmatizan como autor de una sola obra; un plagio a un talento local sin espuelas afiladas para imponerse. El resto lo tienen como ejemplo a seguir en cuanto a olfato plástico, cinismo estratégico y suerte en la arena internacional. Dichos rumores articulan un pequeño mito que se infla como una masa boba inmersa en la detención del tiempo insular. De tanto hablar mal o bien de Wilfredo Prieto (Zaza del Medio 1978), sus admiradores y detractores lo instauraron como una de las figuras imprescindibles de la plástica cubana más reciente.
Tenía mas de seis semanas buscando las imágenes que sobrevivieron aquel incendio que arruinó tres cuartas partes del material fílmico del archivo de la ciudad de Ámsterdam en 1898. Se habían destruido cientos de esplendidos panoramas de la arquitectura e incluso imágenes del proceso de construcción de obras de ingeniería. Fotos hechas cronológicamente al tiempo que los franceses, quienes por esos tiempos ya comenzaban a usar el medio como documentación por encargo protocolar, incluso Eduard Baldus, uno de los pioneros, hizo varios ensayos comisionados por la reina. Sus imágenes de la restauración de una de las salas del Louvre me recuerdan a muchas que he estuve observando en esos últimos términos.
Alguno que otro tema bucólico matizaba los remanentes de la trágica historia, como aquellas jóvenes bañistas, ataviadas de curiosas vestimentas de la época, que me disgregaban. Dedique cuidado enfocando las lupas electrónicas, digitalizando imágenes y luego reconstruyéndolas de entre las burbujas que dibujaban las partes quemadas de la fina película de nitrato de plata. Solo para observar los rígidos pezones que marcaban los incómodos trajes mojados de aquellas cándidas neerlandesas.
La pintura no está hecha para transmitir un mensaje, es una zona de sensibilidad, de espiritualidad, una presencia, la proyección de un silencio expresivo, como lo atestigua la obra pictórica que Salvador Corratgé (La Habana 1928), ha elaborado con una constancia indefectible desde hace más de cincuenta años, esta pintura concreta que es una andadura estética y espiritual.